viernes, 29 de octubre de 2010

Crónica de un pueblo sin agua

*Ya se veía venir

Desde el anterior  día 22 de octubre ya varios hogares de la cabecera municipal de Calpulalpan comenzaron a sufrir la falta de agua, muchos no lo sabían pero eso representaría tan solo, el principio de un acto que trascendería para la historia regional. 

Para el lunes siguiente ya muchos pobladores se dirigían a las oficinas de la CAPAM (Comisión de Agua Potable y Alcantarillado Municipal), para preguntar ¿por qué no hay agua? Ya que muchos hogares, al igual que instituciones escolares como la Secundaria Técnica Nº 30 o el Mercado Municipal no contaban con el líquido para satisfacer las necesidades más apremiantes, a pesar de haber solicitado ante la referida dependencia el apoyo con pipas.

Martes 26: a primera hora del itinerario de oficina, un importante número de personas liderado por el Presidente de Comunidad de la Colonia El Mirador, Tirso Espejel Cova exigía el suministro del líquido al Director de la Capam Luis Ángel Munguía Hernández.

“Si mañana no cae agua, renuncio”

Fue en este punto, donde tal vez los gritos y reclamos de hombres y mujeres enardecidos por la falta de agua o la impotencia al no verse respaldado por el Presidente Municipal Juan Antonio García Espejel (que en ningún momento dio la cara, mucho menos una explicación);  agregado a las expresiones burlonas de los colaboradores cercanos del Edil desde las escaleras y primer nivel del Palacio Municipal; que Munguía Hernández apostó su cargo porque al día siguiente ya habría flujo de agua en Calpulalpan.
  
A estas alturas ya se sabía públicamente el motivo de la sequía en la red de agua potable: nuevamente un atraso en el pago parcial por el suministro de energía eléctrica por alrededor de 400 mil pesos, (en dicho lugar Tirso Espejel Cova manifestó ante los presentes y medios de comunicación que el adeudo asciende al millón y medio de pesos).

La trifulca

Y fue el miércoles 27 cuando poco después de las ocho de la mañana, un nutrido grupo de personas (algunos medios informativos manejan cifras que van de 150 a 400) en su mayoría mujeres, entró a la presidencia y al no encontrar al Edil, a punta de empellones y sentencias privó de su libertad a los secretarios de Ayuntamiento Francisco Hernández Rubio y particular del despacho de Presidente Ángel Hernández Juárez; quienes se encontraban en las oficinas de Servicios Municipales, para amarrarlos en un poste en el zócalo.
Semiatados con un lazo verde, mojados, vejados y señalados con letreros que expresaban el hastío de un pueblo; los servidores vivían los peores momentos de su vida, cuando se escuchó un grito de que en vez de agua les derramarían gasolina. Antonio Membrila, uno de los colaboradores del Ayuntamiento, trato de desatar a los secretarios, pero fue en vano ya que los manifestantes impidieron su cometido, esto calentó más los ánimos.

La municipal
 
En su afán por conciliar la situación, Ceferino Cortés Macías, Director de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, confiscó todo tipo de arma, tolete o chaleco antibalas  a sus elementos policiales (ahora sí que: “los mandó a la manifestación sin fusil”), incluso ofreció “truequear” su persona por la de los secretarios. 

Tiempo después, al cierre de la presente edición no sabemos el estado laboral del Comandante ya que hay quienes buscan que sea despedido por estos acontecimientos.

El rescate y sus consecuencias

Los padres del Secretario Municipal, gente de edad avanzada; al enterarse de la situación en que se encontraba su hijo, presos de la desesperación y sin importar golpes, gritos y empujones, lograron liberarlo después de varios intentos. Elementos de Seguridad Pública hicieron lo propio con el Secretario Particular.

Al ser llevados los recién liberados al interior del Palacio Municipal, la muchedumbre derribó el palo encebado que todo tiempo se encontraba en el paso peatonal a un costado del parque, derribando el antiguo portón; lo que ha causado indignación de propios y extraños… ¿Dónde quedó la educación, cultura y sano pensamiento? En las imágenes en exceso publicadas se observan estudiantes uniformados, arquitectos y hasta un ama de casa “arriando” o coordinando la situación, cuya hija es psicóloga de profesión y maestra de universidad (que por cierto, también formaba parte de la manifestación), cometiendo la osadía.

Lo anterior fue el motivo de la entrada de los granaderos de la Policía Estatal dirigidos por el Comisario Patiño, quienes con su clásico uniforme negro y escudos, formaron una valla entre los manifestantes y el inmueble; el grupo de ciudadanos arremetieron contra los efectivos lanzándoles huevos y estos, con gas pimienta.

Nuevamente: en busca de la destitución

Pasado el mediodía, solo el ya tradicional grupo de inconformes más un grupo comandado por el Presidente de “El Mirador”, bloquearon la Carretera Federal México Veracruz a la altura del Boulevard de manera intermitente por espacio de varias horas. Para este lapso, ya se les habían sumado las Diputadas locales Ana Lilia Rivera y Gisela Santacruz. El reclamo: de nueva cuenta la destitución del Presidente Municipal.

El 28 de octubre, de los tres autobuses que partirían a Tlaxcala capital, solo uno a medio llenar partió con el objetivo de manifestarse en contra de la falta de seriedad por parte de los poderes ejecutivo y legislativo para solucionar el problema que aqueja a Calpulalpan; incluido esto, la supuesta intervención de la comisión interventora en la administración municipal, que dicho (o escrito) sea de paso, a quince días de que se anunciara a los cuatro vientos, no han hecho pié por estos lares.

¡Ya hay agua!

¡Finalmente ya hay agua!: jefes de dependencias como la CAPAM y Seguridad Pública tienen un futuro laboral incierto; padres, madres e hijos de familias enfermas o golpeadas por los estragos de la manifestación; dirigentes municipales con paradero desconocido; representantes del legislativo local rasgando su vestidura por fervor a la justicia;  líderes de grupos inconformes haciendo huelga de hambre en la capital tlaxcalteca para hacer escuchar sus reclamos; ciudadanos dejando que se derrame el líquido en la vía pública, pero… ¡ya hay agua!

Charlito –Edición Especial

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